"Hay que actuar en dos direcciones, en el empleo y con los desempleados”Extracto del discurso de Javier Fernández ante el Comité Autonómico de la FSA-PSOE.
Imágenes del Comité Autonómico disponibles en la galería de la FSA-PSOE en FlickrIntervención de Javier Fernández en el Canal Youtube de la FSA-PSOEEstamos en una crisis larga, profunda y dolorosa. Y hay que decirlo. Provocada fundamentalmente porque la economía, durante los últimos 25 años, no ha sido considerada como un medio para tener más calidad de vida y avanzar en el progreso, ha sido considerada un fin en sí mismo. Y cuando la economía se considera un fin, los valores de la sociedad cambian, hasta el punto de legitimar el enriquecimiento inmediato, o la cultura de la codicia. Estamos en una crisis de valores que luego muta, porque la economía considerada así es muy peligrosa, y nada controlable. Y esa crisis de valores pasó a ser financiera, y ahora está tocando de lleno a la economía productiva. Y toda nuestra preocupación debe ser que no se convierta en una crisis social.
Para ello hay que actuar en dos direcciones: en el empleo y con los desempleados. Con el empleo, partiendo de que una recesión así es producida por un problema de demanda. Ni las familias ni las empresas compran bienes y servicios. Y ese hueco tienen que cubrirlo las administraciones públicas. Conviene establecer las diferencias entre cómo planteamos el problema nosotros y cómo lo hace la derecha económica, que plantea que ese hueco se cubra con una disminución de impuestos, entendiendo que esos recursos adicionales se destinarán al consumo. Nosotros estamos en contra de la disminución indiscriminada de impuestos por razones que tienen que ver con el sistema tributario y con la capacidad de los gobiernos para financiar los servicios públicos. No son las respuestas adecuadas. Estamos en un momento en el que existe en la sociedad española una profunda aversión al riesgo, una gran propensión al ahorro. Ese dinero, esa reducción de impuestos, no sería destinado al consumo, sino a mejorar balances o al ahorro en el caso de las familias.
Nosotros proponemos otra cosa, también conocida, la intervención directa del estado a través de métodos keynesianos de inversión pública, en infraestructuras. Y otras inversiones que vayan transformando la estructura económica, en ciencia, en banda ancha, en televisión digital… Hablamos de un keynesianismo clásico y de otro verde, que tenga que ver con las inversiones en energías renovables. Esas cosas son las que se están planteando para la intervención directa del estado.
Y luego están los desempleados. Y lo que se propone desde la derecha es la reducción de cotizaciones y la flexibilización del despido. Y estamos también en contra por razones profundas. Porque la reducción de cotizaciones dará lugar a la reducción de pensiones, y porque flexibilizar el despido provocará precariedad en el mercado laboral. Tampoco nos parecen, además, las más adecuadas para solucionar la crisis. Los parados son el grupo social con mayor propensión al consumo, con menor propensión al ahorro. De todas las medidas anunciadas por el Gobierno de España, de la que más orgulloso me siento es del anuncio del presidente del Gobierno en sede parlamentario de incrementar la ayuda y la aportación a los desempleados. Por razones obvias, de justicia social, de solidaridad… pero también porque entiendo que son oportunas desde el punto de vista económico. Estamos hablando de un colectivo que, desgraciadamente, no tiene ninguna capacidad de ahorro, y hablamos de unas cantidades próximas a los 12.000 millones de euros que se inyectan directamente al consumo.
Por tanto, desde el punto de vista ideológico y desde el práctico para afrontar la situación, las medidas del PSOE son más correctas, más eficaces que las que plantea la derecha económica y política.
Esto tiene problemas, sí. Uno de ellos de eficacia, porque cuando se plantea hacer inversiones, hay que intentar que sean útiles. Y para eso se necesita tiempo. Y tiempo no tenemos. Cuanto menos tiempo tengamos para planificar, más riesgo de que no sean las adecuadas. Por eso quiero felicitar a los alcaldes y concejales por el esfuerzo y el rigor que han aplicado para poner en marcha el plan del gobierno de España a través de las inversiones en los ayuntamientos.
Hay más problemas, porque de esta crisis no se va a salir sin que determinados sectores sean reconvertidos. El sector financiero, la automoción, la construcción… Tenemos que ser conscientes de que va a haber un millón de trabajadores en España que no van a volver a trabajar en el sector de la construcción. Y eso no es fácil. Debemos darles todas las facilidades para que no se conviertan en parados de larga duración, y eso necesita emprendedores, inversión, capacitación, reciclaje y formación. Es un esfuerzo que hay que decir y hay que contar. A la gente hay que decirle que el Gobierno no está yendo al rescate de los bancos porque sean los bancos, sino para ayudar a los ciudadanos. Y a los bancos hay que transmitirles la idea de que no porque durante todos estos años hubieran otorgado créditos sin ninguna garantía, ahora puedan no conceder apenas crédito con más garantías de las necesarias. En esta situación, los Gobiernos tienen algo de agentes de la circulación, del tráfico económico, para agilizarlo. Sólo se legitiman las muletas públicas si los bancos cumplen su función, que debe ser apoyar el crédito no sólo en situaciones de bonanza.
Y hay otro problema, que se nos dice constantemente, y es que el colchón anticrisis que estamos hinchando va a hacer crecer la deuda pública. Y es verdad, pero primero tenemos que dejar claro que la deuda pública en España es la más baja de la OCDE respecto al PIB. Ha habido mucho ahorro público. Y no estamos cargando sobre las próximas generaciones la resolución del problema, porque estamos centrándonos en generar infraestructuras útiles, para modernizar el país.
La situación es complicada y las medidas que se adoptan son para evitar el colapso, y luego habrá que hablar de otras cosas. De qué paradigma económico vamos a tener tras salir de la crisis. No vamos a tener las verdaderas respuestas si no nos hacemos las verdaderas preguntas. La primera es si vamos a salir de la crisis, y la respuesta es sí, sin duda. Lo dice todo el mundo. Pero luego hay otras preguntas: cuándo, cómo y con quién. Cuándo, no lo sé. Y creo sinceramente que nadie lo sabe a ciencia cierta. Cómo, pues no vamos a salir del capitalismo, pero sí tenemos que salir de este capitalismo. Algo se ha terminado, y es el sistema en que hemos vivido estos 25 años. Incluso en fases alcistas hemos tenido crisis, ambiental, del petróleo, alimentarias… Por tanto algo va a cambiar. Se va a salir de una forma en la que no va a ser posible que las finanzas sean el motor de la economía. Tendrá que haber cortafuegos entre la economía financiera y la real. Se saldrá en la idea de que el crecimiento no va a tener una contabilidad económica, sino también una contabilidad social y ambiental. En la idea de que no se puede hablar de un sistema en el que se inyecte gran parte del PIB mundial en paraísos fiscales sin cuestionarlo, porque esos son agujeros negros a través de los que la economía criminal se inyecta en la economía formal. Todo eso tiene que cambiar, y sólo lo puede hacer si se termina la idea de que el gobierno impersonal de los mercados, el gobierno de la economía sobre la política, porque tiene que ser la política la que gobierne la economía.
Y la otra cuestión, con quién se sale. De esta situación se sale con alguien que tenga energía, que genere confianza y que tenga liderazgo. El PP tiene energía, pero la tiene concentrada sobre sí mismo. Ahora la tiene concentrada en intimidar a un juez al que no hace tanto jaleaba cuando tenía en su punto de vista a los socialistas. Ahora es un juez socialista. Pero hay que ver si el PP tiene energía que debe ser duro perseguir a ETA, denunciar a Pinochet, encausar a los responsables de la dictadura militar argentina o tratar incluso de imputar a Franco treinta años después de su muerte. Pero cuando ese juez intenta desentrañar la sospechosa trama de corrupción del PP es cuando le sube la tensión y le provoca crisis de ansiedad. Esa capacidad de intimidación y ataque sólo la tiene el PP. Lástima que esas energías las tenga concentradas el PP sobre sí mismo. No puede generar confianza quien está negando todo, de forma inútil, porque eso no mantiene la honorabilidad. No puede generar liderazgo el que consciente de que todas estas noticias que abruman a la credibilidad del PP están saliendo de dentro. Porque no quieren que Mariano Rajoy sea el candidato del PP a las próximas elecciones. Y eso nos transfiere toda la responsabilidad a los socialistas, en España y en Asturias.
En Asturias vivimos una crisis económica que no difiere de la que se está viviendo en España. Es la misma con el menor peso de la construcción, aunque lo tiene. Pero ahora está afectando a la industria. Todos los índices han bajado a cifras históricas, y en Asturias tenemos a las empresas industriales en dificultades. Y si citábamos a Arcelor es por la dimensión, la importancia en Asturias y porque tiene una fuerza tractora sobre otras empresas y sobre los servicios.
Se está trabajando más allá de lo mediático, en el marco de los acuerdos que tenemos, para preservar a las empresas, para que tengan un futuro.
En el plano político, qué podemos decir de la situación del PP en Asturias. Ni siquiera se toman el trabajo de aparentar ser serios. Se ve en lo que ha ocurrido con la Caja. Hablamos de crisis, pero el PP en Asturias tiene una crisis de credibilidad. Siempre resta credibilidad dar marcha atrás en una decisión, pero cuando afecta a personas, con nombres y apellidos recogidos en un documento, firmado, registrado y anunciado… cómo se puede dar marcha atrás al día siguiente si no es para dejar claro con total claridad que no hay con quién tratar, y que responden, que son fachada política de otro poder, que no está ahí. Que está operando y decidiendo. Más allá de la vuelta atrás del PP, por desmesurada que sea, lo más preocupante son las señalas que da sobre una institución que gestiona el ahorro de los asturianos, en una coyuntura financiera muy grave. Mientras su líder nacional, a propósito de lo que ocurre en CajaMadrid, dice que hay que despolitizar las cajas, el PP de Asturias designa como representantes en el Consejo de Administración a dos personas que están en la bronca, en la brega, que merecen ese privilegio por estar a las órdenes y en una operación articulada desde el Ayuntamiento de Oviedo para desprestigiar a las personas que están haciendo oposición al alcalde y a la nebulosa que le rodea.
Con todo esto, la responsabilidad está en los hombros exclusivos de los socialistas, porque no hay alternativa. Bien es verdad que ahora vemos que hay personas que se desmarcan de los planteamientos del PP. Vemos que Rodrigo Rato ahora se ha vuelto keynesiano después de ser ultraliberal, y con los planteamientos que ha expresado, que no nos extrañe que acabe pidiendo la ficha de afiliación al PSOE en cualquier momento. En todo caso, tenemos la responsabilidad, sabemos asumirla, tenemos una hoja de ruta, tenemos un gobierno que trabaja, tenemos un diálogo social y una concertación que tenemos que preservar. Que confíen en nosotros, porque vamos a trabajar con responsabilidad para salir de esta situación.