- Que permitía esta Directiva una derogación del tope de la jornada con carácter nacional. Imaginémonos que en España podríamos seguir con nuestra jornada de 40 horas y en Polonia llevarlas a 65. El problema que habría sería las deslocalizaciones de la industria. Es decir, cerrar una industria hoy en España y abrir en Polonia, porque es más rentable. Por eso había que luchar contra esta Directiva.
- Que permitía una derogación individual. Es decir. Que el trabajador pactara directamente con el empresario su jornada laboral. Éso es un peligro absoluto. La posición de un trabajador no es la misma que la del empresario. No están en la misma situación de fuerza. La consecuencia sería que el trabajador quedaría a merced del empresario de turno. Por eso, impedir que la Directiva diera paso a esto es proteger a los trabajadores europeos. No hay lugar a pactos individuales. La ley comunitaria impone un marco mínimo de dignidad para todos.
Cuando Alejandro Cercas empezó su lucha contra esta Directiva tenía todo en contra. Nadie daba nada por él. Poco a poco, con la ayuda del Grupo Socialista en el Parlamento Europeo y con la ayuda inestimable de las organizaciones sindicales europeas -entre ellas, la UGT-, consiguió ir convenciendo a más parlamentarios europeos que han votado con él, enfrentándose, incluso, a sus propios gobiernos nacionales.
Por eso son tan importantes estas elecciones del 7 de junio. Se ha frenado esta Directiva pero nada impide que en el futuro pueda volver a plantearse. Y si no es éste el debate, otros tan importantes como éste. El Parlamento Europeo es la única institución comunitaria que podemos elegir los ciudadanos. Del sentido de nuestro voto dependen decisiones fundamentales para nuestra vida. Por eso hay que tener a Europa como bandera y no olvidar nunca que los socialistas democráticos de todo el continente, con nuestros Partidos, con nuestras organizaciones sindicales, hemos nacido para dar protección a los más débiles. Para dar respuestas y proteger a la clase trabajadora.